Viaje a Marrakech mediados de octubre de 2019.

El puente de La Santa nos dimos una vuelta por Marrakech, una de las ciudades imperiales de Marruecos, llena de historia y colorido.

Espectacular puesto de venta de lamparitas en la Jemmá el Fná.

Nos alojamos en un Riad, en el centro de la medina, a cinco minutos al norte de la emblemática plaza Jemmá el Fná, y disfrutamos de la gastronomía local en sitios previamente escogidos. Dos platos definen básicamente la cocina tradicional de Marrakech: La tangia y el Mechoui.

La tangía es un cocido de carne de cordero especiado y aliñado que se hace en un puchero cerrado con una tela y su tapa, que se cuece tradicionalmente en las brasas del fuego que calienta los hammans o baños públicos. Muy rica.

Mostrador a la puerta de un restaurante tradicional.

El mechouí es cordero (grande) asado a baja temperatura en hornos realizados con grandes tinajas enterradas en el suelo en las que caben hasta una docena de ellos. Se preparan atandolos a un palo grueso con cuerda de esparto que se introducen mediante una vara con gancho, de modo que el palo que sobresale se apoya en el fondo y en la pared de la tinaja. Después de varias horas se saca y se trocea, exponiendolo sobre un mostrador a la puerta del local y sirviéndose al peso sobre un trozo de papel que sirve de plato. Como único condimento se usa un montoncito de sal y cominos mezclados. Experiencia inolvidable y recomendable. No te cortes y búscalo, que aunque te falte el vino de ribera que tan buen juego hace con el cordero, merece la pena. Además es muy barato. (1 kg. 16 €, para 3 personas)

Puesta de sol desde la terraza del Café Francia, en la Jemmá el Fná.

La plaza es muy interesante a cualquier hora, pero es impresionante a partir del atardecer, cuando se empiezan a montar los casi cien puestos de comida que ofrecen sus platos a los locales y turistas, y las columnas de humo de las parrillas se elevan hacia el cielo mientras los puestos de fruta , los corros de música bereber y los vendedores de artículos “suigeneris” llenan la plaza ofreciendo un espectáculo etnográfico gratuito de primera división.

Como muestra un botón.
No es de la empresa de mudanzas.
Es un hombre orquesta de lo más completo que ameniza el ambiente en la plaza.
Raúl con “El Flaco”, tipo interesante y estupendo guía que nos acompañó por la medina.