Hay pianos sin dueño fijo. Pianos que esperan a que un socio eventual levante la tapa y acaricie sus teclas haciéndoles volver a la vida.
Podemos encontrarlos en hoteles, estaciones o aeropùertos, a merced de la voluntad de los viajeros, aparcados en un rincón u ostentosamente presentados en un “stand” como si fuesen estrellas de cine ante un fotocool.
De vez en cuando, alguien se les acerca y con mayor o menor destreza recorre su teclado produciendo una concatenación de notas que pueden formar parte del ejercicio de un principiante o de la virtuosa interpretación de un maestro.
Desentumecemos sus fieltros improvisando alguna melodía que resuena en el entorno mientras la gente de alrededor permanece sorprendida y atenta o circula indiferente hacia su destino.
Después de un rato, somos nosotros los que nos dirigimos a la puerta de embarque y posiblemente, tras unos minutos, otro músico levantará su tapa haciendo suyo el instrumento por unos momentos.
Pocas cosas alivian el aburrimiento de la espera com o encontrar un piano solitario esperando que alguien le haga sonar.
Queremos tocar en todos los pianos sin dueño que encontremos en nuestras andaduras y dejar constancia de ello en esta web.


